lunes, 28 de diciembre de 2020

Atre-Vida

 





Con la invitación en una mano del Baile al Salón de Dulce y la elegante máscara en la otra, miro de manera condescendiente al calendario de este fatídico Año 2020. Lo comparo con aquél novio heavy que una vez tuve; retándole con la mirada me propongo a acudir al encuentro donde nada malo pasa y todo es Magia y Risas.

Me zambullo en la amplia bañera llena de sales aromáticas, para más tarde hacerlo en el armario e ir formando el atuendo que me vestirá esta noche. Atre-Vida, es lo que me pide el cuerpo para sacudir el entumecimiento de cada uno de los meses que me observan desde la blanca pared.

Paso de la discreción al escándalo del brillo y de la tela sutil, del paso plano al puro vértigo que da calzar unos tacones de infarto. Mis pies no tienen derecho a reprimenda en este evento. Voy construyendo capa a capa todo aquello que quiero resaltar, que si mi busto a juego con la luz de mis ojos, mi sonrisa con los reflejos de la lentejuela.

Lista como un cristal de Swarovski en su joya y la determinación de una Gloria Trevi, me lanzo a la aventura de la madrugada en la maravillosa compañía del Querido Caballero que año tras año me regala el placer de una danza, un brindis y una mirada enigmática junto a un ramillete de Bellas Mujeres que tras sus máscaras me dejan ver el Cariño y la Amistad.

El tañer de las campanadas abre la caja de la esperanza, entre abrazos y deseos entramos en el 2021.

Mi Brindis y Mis Mejores Deseos.

 

© Auroratris.

























lunes, 21 de diciembre de 2020

SaLitre

 






Estas humedades que me están matando, haciendo que cada día vaya perdiendo valor. Qué tiempo aquél cuando él me soñaba, me delineaba en su cabeza cada noche, me gustaba cómo me imaginaba, la vida que albergaría algún día. De ser una ilusión pasé a ser una realidad justo el día de su cumpleaños. Vistas al mar para su disfrute. Podía sentir su orgullo al mirarme cada vez que entraba por la puerta de la finca. Sin bajarse del coche me recorría con su mirada mientras yo me alzaba ante él. Ahora solo quedamos este salitre marino y yo. La ciudad me lo robó.


©Auroratris








Cortesía de Laura
(Gracias, mi niña)




sábado, 19 de diciembre de 2020

NavidadConVosotr@s

 


Lo bonito de estas Fiestas 

es la Gente que me Acompaña. 

No son tod@s l@s que están

ni están tod@s l@s que son,

Gracias por Ser y Estar

SIEMPRE,

Mis Querid@s Amig@s.

Para Tod@s Vosotr@s

Salud,

Paz,

Prosperidad.




Gracias Mi Querida Athenea


Gracias, Mi Querida Cora


Gracias, Mi Querida Gine

Gracias, Mi Querida María


Gracias, Mi Querida Campirela


Gracias, Mi Querido Dulce


Gracias, Mi Querida Mag


Gracias, Mi Querida Lunaroja


Gracias, Mi Querido Juanky


Gracias, Mi Amigo Poeta



Gracias, Mi Niña Siby


Gracias, Mi Querida VickySalazar


Gracias, Mi Querido Chema


Gracias, Mi Querida Alma



Gracias, Mi Querida Milena


Gracias, Mi Querida Flora


Gracias, Mi Querida Dafne



Gracias, Mi Querida Rita








lunes, 14 de diciembre de 2020

VozDelPasado






Que vengan por fin a rescatarte del listín telefónico no es muy agradable después de todo. Solo tiene una explicación, que el resto de nombres le han dado calabazas. Por lo tanto, Mariana, no se apresuró en contestar la llamada. Dejó pasar la mañana tranquilamente hilvanando mil conjeturas hasta que, pasado un tiempo prudencial decidió responder si se repetía tal acción. Suceso que ocurrió justo cuando se disponía a tomar un café. La voz al otro lado le regaló los oídos con palabras melosas. Ella agradeció la atención y colgó. En otro tiempo esa voz hubiera conseguido su propósito.

 

©Auroratris

 


Microrrelato para

La Cadena

La Ser



lunes, 7 de diciembre de 2020

El Cielo de los Gatos

 



Mientras chirrían tus arrugadas costuras de bronce, me voy posando sobre tu regazo y dejo que el descuido de una caricia se pasee por mi lomo. Ambos estamos viejos y asustados. Tú porque vives sumido en una ceguera impuesta y, yo porque sin ti vislumbro un futuro incierto y oscuro. Me sumo en un sueño profundo al son de tu acompasada respiración, tu pecho pareciera una hueca caja de latón a la cual se le cuela el viento por sus débiles rendijas dejando un sonido silente que invita a dormitar.  Si el cielo de los gatos existe, estoy seguro de que ha de parecerse a estos momentos.

 

© Auroratris



Microrrelato para la Cadena

La Ser




lunes, 30 de noviembre de 2020

LaCajaDeMúsica

 

Mi participación en la propuesta "Dolor-Es"

del blog de Ginebra Blonde.

Más participaciones AQUÍ.




Muchas veces usamos los sueños 


como huida hacia adelante ante el dolor emocional.









El soporífero sonido de una caja de música consigue centrar mi atención en la bailarina que gira y gira al compás de un vals. Alguien tras de mí dice el nombre del autor y la obra, pero yo ya no soy yo, si no la misma bailarina reflejándose en el espejo una noche cualquiera interpretando la mejor obra del mundo… su vida.

La voz vuelve a insistir en si puede ayudarme o si necesito algo. Le miro algo confundida y salgo de la tienda de manera precipitada. Una vez que cruzo la calle, desde la otra acera me giro para ojear el escaparate una última vez, compruebo que aquél caballero sigue mirando hacia mi dirección.

Me produce cierta inquietud su mirada fija en mí, porta la cajita de música donde la bailarina sigue representando su papel. Continuo mi camino sin volver la vista atrás, sin embargo, el acaecimiento me provoca cierto dolor que no consigo descifrar.

  •  Siga hablando, se lo ruego.
  •  Me despierto por la sensación de dolor en el pecho, y con el deseo de querer volver a dormir para ser esa bailarina que danza despreocupada sin parar, aunque ya no lo consigo.
  •  ¿No ha pensado que tal vez es una manera de huir de la realidad y así sentirse segura dentro de la caja de sus sueños?
  • Sí… Soy consciente de ello. De ser una nefelibata o Quijote del siglo XXI intentado escapar de mi dolorosa realidad, me invento historias que luego no sueño.
  •  Entonces… si tan segura está de saber qué es lo que le ocurre, ¿para qué viene a esta consulta?
  •  Porque usted es el hombre que siempre veo en mis sueños.

 

©Auroratris

 







martes, 17 de noviembre de 2020

A vista de Pájaro

 




"Si los pájaros te miran extrañados", fue la respuesta que el pintor me dio cuando le pregunté por el título de su cuadro. Sin intención de molestar me senté un poco alejada, pero, lo suficientemente cerca para poder observar el avance de su trabajo. De vez en cuando se giraba para mirarme, así que en una de esas interpelé si molestaba mi presencia. Sin responder volvió a concentrase en su obra. Al tornarse fría la tarde decidí regresar a casa por el camino de los abedules. Pasadas unas semanas alguien dejó en mi puerta un paquete con una tarjeta donde distinguí el singular rótulo.


© Auroratris


Microrrelatos en Cadena

La Ser



lunes, 16 de noviembre de 2020

De ascensores y otros demonios

 



Se escucha ese «pi» infinito, tan irracional martilleando en mi cabeza a modo de aviso inminente, estado de alerta tu singular manera de mirarme. Despiertas todos mis estadios en la ribera de mi piel y la dejas temblando antes de que las puertas del ascensor se abran. Tu voz es la despedida y mi punto de salida para bajar a los infiernos donde arder sería el premio y tu boca la corona de laurel que corone todo mi cuerpo. Salgo del ascensor llevando todo esto en mi pensamiento comprobando como el fatídico pitido se queda confinado en la planta 33.


©Auroratris



Microrrelato en Cadena

La Ser




sábado, 7 de noviembre de 2020

Sincera-Mente

 




Le agradezco con otra sonrisa su mentira piadosa, es más, le invito a una copa en otro lugar. Dejemos de lado esta aburrida fiesta y a toda esta gente estirada que solo sabe fingir felicidad. Estoy de acuerdo con usted tan solo en una cosa: es cierto, no me siento parte de este circo. Ahora salgamos por esa puerta y dediquemos el resto de la noche a disfrutar. Tal vez mañana todo lo veamos distinto, pero al menos será de verdad. Sincera-Mente, usted me cae bien.


©Auroratris




Micro para 
Relatos en Cadena




jueves, 5 de noviembre de 2020

Todo lo que no te dije by Laura

 




 

Solemos reconocer a las personas a través de sus escritos porque suelen ser una extensión de su corazón, alma… Ellos nos hablan de la sensibilidad, el sentimiento, las emociones que la envuelven a la hora de escribir, plasmar, latir…






Laura, llegó un día cualquiera inundando mi blog con su frescura y jovialidad. Hace unas semanas llegó a mis manos su sueño. Me sentí y me siento muy orgullosa de ella, porque he vivido esa sensación al rozar la magia con la punta de los dedos, porque he sentido su latido todo este tiempo que la conozco.

He recorrido su poemario con el corazón en un puño, con la lágrima contenida en algunos momentos y sobre todo… sobre todo, con una gran sonrisa y plena satisfacción por cada verso y poema donde la veo.







No puedo eludir el guiño que me dedica… Imposible pasarlo por alto cuando la feliz sorpresa pinta mi cara.

Mi niña, Mi enhorabuena, Mi Felicitación, a ti y tod@s las personas que te han acompañado en este bonito sueño.

©Auroratris












 

domingo, 1 de noviembre de 2020

DefenSIón


 

 

 Mi participación 

en la propuesta "Miedos"

en el blog de Ginebra Blonde.

Más participaciones AQUÍ.

 

 



Como ustedes pueden saber, este espacio donde ahora mismo nos encontramos fue un antiguo cementerio árabe. Si miramos a la derecha podemos comprobar que la iglesia, antes mezquita, está orientada hacia la Meca, por supuesto que este monumento cristiano nada tiene que ver con el anterior de estilo mudéjar. Bajando por esta calle descubrimos el entramado de callejones y callejas que muy bien representa un zoco.  Ahondando algo más en la historia se puede apreciar el motivo de las diferentes alturas en las empinadas cuestas. Todo estaba dirigido para ser una auténtica defensa. Nadie podía acceder al templo sin pasar antes por los soldados que lo guardaban fielmente. Paseando por sus callejones, que curiosamente todos desembocan ante la puerta principal del mismo, podemos hacernos una idea de cómo era la vida de nuestros antepasados musulmanes. Hoy en día esta zona representa el casco antiguo de la ciudad. Gracias por su visita y que sigan disfrutando de su estancia. Nos vemos esta tarde para seguir con la excursión.

Al acabar el turno como guía turística, Amelia, se coloca el casco, sube a su moto y se pierde entre el bullicio de la ciudad. No tarda mucho en llegar a su pisito para quedarse confinada hasta la hora acordada con el grupo. Últimamente se siente algo triste y alicaída. No le apetece quedar con nadie por más que sus amigos insisten en ello.

Echada en el sofá, recuerda la vez en que Tony le preguntó el motivo de su distanciamiento. Ella solo dijo que los fantasmas del pasado estaban regresando y era hora de empezar a gestionar. A lo que él respondió que era normal ya que se pasaba los días entre muertos. Tal comentario solo le arrancó un amago de sonrisa. No era amiga de dar explicaciones.

Toma el sobre de la mesita y vuelve a releer la noticia que su abogado le hizo llegar hace unas semanas. Dentro de nada deberá enfrentarse a su pasado, pero esta vez no está dispuesta a relegar, luchará por conseguir su libertad enfrentándose a aquél asesino en legítima defensa.

 

©Auroratris








miércoles, 21 de octubre de 2020

Manel y un Verano

 




No había vuelto a pensar en él hasta que vi su foto en el periódico. Su imagen me transportó a las noches de aquél verano, cuando siendo solo una niña me quedé prendada de su personalidad y del conjunto que la envolvía.

Me regresó a aquél barrio lleno de vecinos donde la época estival nos reunía en torno a una amena charla. La risa floja fluía ante cualquier historia pasada de nuestros padres. Los niños, bajo el desmayo de la luz de una farola impregnada de mosquitos escuchábamos atentos, intentado imaginar las escenas que relataban.

El ruido estridente de un motor nos hacía tomar posiciones, salir corriendo a por nuestros cubos de basura para llegar hasta el camión que recogía todas nuestras inmundicias. Y allí estaba Manel y su desenvoltura para vaciar nuestras pertenencias y dejarnos algún que otro comentario que nos pintara algo más que una sonrisa…

·         Toma, renacuaja, veo que has crecido desde la última vez

·         ¡Si eso fue ayer! - Yo enrojecía por la vergüenza y la rabia de que así me viera. Él solo tenía ojos para Ramona, la cual, mucho más alta que yo, se ponía tras de mí haciéndole ojitos. Era lo normal ya que ambos peinaban los 17 y yo solo paseaba mis 11 años.

Desde entonces Ramona, se convirtió en mi enemiga férrea. Me fui alejando de su amistad y compañía. No llegó a conocer la auténtica verdad de por qué dejé de visitar su casa, abandonando aquél bordado que ella con tanto esmero me enseñaba, dejamos de compartir ideas junto a las revistas sobre cantantes de la época, ya no me interesaba averiguar el significado de las canciones en inglés, ni la vida de los famosos. Lo único importante en ese momento era que él no me veía tan mujer como a ella.

Llegó el otoño, comenzó un nuevo curso. El tiempo transcurrió tranquilo hasta el siguiente verano donde descubrí con asombro que tanto Ramona como Manel ya no formaban parte de mi vida.

Ella se comprometió con un futuro arquitecto que además de robarle el corazón también se llevó todo su tiempo. Me escudo en la excusa de que no hubo oportunidad de disculpa por mi parte, siendo consciente de que tal disculpa no alcanzara nunca confesar toda la razón. Crecimos deprisa abandonando aquellos tiempos. Otro operario tomó el puesto de Manel. Tal vez lo hizo antes y yo me percaté demasiado tarde.

De él nada supe hasta el día de hoy. Un titular me presenta un rostro desconocido que tiene su misma mirada y el deje de su sonrisa. Todo un caballero escondiendo a aquél chico de antaño. Ni siquiera me planteo si tiene algún recuerdo de aquella renacuaja de coletas despeinadas.


©Auroratris

 


Relato para 

 Círculo de Poesía



domingo, 11 de octubre de 2020

SinDonato

 





Ya estoy en casa. Me dije tras un largo día de trabajo. Ya no me molestaban las botas de ante con tacón cubano, ni el Shelmark estilo balconettes, tan solo quería quitarme la mascarilla y respirar. Que sí, muy mona será con la imagen de Donato, mi gato Cartujo, pero lo que deseo es lanzarla lejos junto a todo lo demás. A la mascarilla me refiero, al gato me lo quedo.

Estirarme en mi mullido sofá cuál felino satisfecho esperando el momento de tu llegada, con tan solo un café entre las manos y mi sonrisa perfilada.

 

©Auroratris




martes, 6 de octubre de 2020

MadeInNoruega

 



Qué gusto da verlo todo recogido y empaquetado. Sin embargo, algo quedó oculto en una esquina del altillo. Una olvidada esfera de cristal con escenas navideñas. La falsa nieve reposaba en el fondo a la espera de que una mano infantil o no, le dedicara unos cuantos giros para que ésta, de manera perezosa se despegara y empezara su ritual lluvia abriéndose paso ante la mirada.

Mirada que nunca llegaría. En su defecto acudió el tiempo y la soledad hasta que una mañana el estruendo de una maquinaria de derribo le regaló el último giro antes de caer y hacerse añicos.

 

© Auroratris

 


jueves, 1 de octubre de 2020

TejedOra

 


Mi participación en la propuesta

Imagina(ción) 

del blog de Ginebra Blonde.

Mas participaciones AQUÍ.


 



 

Imagen de Oleg Oprisco


Milena no fue una niña como las demás. Vestía misterio no solo en la negrura de sus ojos, la extensa oscuridad de su pelo y su extremada delgadez nos regalaba la imagen de un ser de cuento o de esas historias surrealistas.

No la hubiera reconocido de no ser por su laboriosa obsesión a las manualidades hechas de lana. Allí estaba yo junto a mi futuro marido. Ambos frente a ella, no tan distante de la niña que un día conocí. La tejedora de sueños.

Me hablaron de ella unos meses antes. De su poder adivinatorio a través de su confección. Me pareció algo increíble, pero la curiosidad pudo más que otra cosa y allá que nos dirigimos como dos adolescentes llenos de dudas para ver qué nos deparaba el incierto futuro a través de su virtuosismo.

Nos hizo un recorrido visual sin detenerse en ninguna parte en concreto, ni siquiera en uno de nosotros. Se sentó y empezó a tricotar sin esperar a que hiciéramos petición alguna. Quise formular alguna pregunta o decir algo al respecto, me mandó callar con un gesto. Dos botones negros brillaban en plena concentración.

  • Cogeos de la mano y miraros

Su voz sonó lejana. Eso no evitó que acertáramos a hacer lo que nos pidió. Mientras lo hacíamos nuestras cómplices miradas sonreían al comprobar lo absurdo del momento. Acabada la labor nos giramos sobre sí mismos hasta quedar frente a ella.

Fue cuando sentí un largo escalofrío. Mi sonrisa se congeló al comprobar la tristeza de su rostro. Me acercó el pequeño obsequio que acababa de hacer, apenas se rozaron nuestras manos al retirarlo cuando pude ver con claridad que mi sueño distaba mucho de aquella visión.

<<De todo en esta vida hay que quedarse con el lado bueno, nada pasa por casualidad, mi querida Lucinda>>

 

©Auroratris

 

 






lunes, 14 de septiembre de 2020

LaRosaAzul (II)

 


        Anteriormente...




 

Tan absorta me encontraba inspeccionando aquél sobre que no me percaté de la despedida del albacea. De manera hipnótica me senté en el austero sillón dejándome transportar hasta una época pasada.

No tendría más de 13 años cuando vi por primera vez un sobre de idénticas características. Lo encontré dentro de una caja de sombreros, junto a unas cuantas fotografías en blanco y negro, personas sin identidad que me miraban a través del tiempo. También hallé un fajo de cartas descoloridas, atadas con un deshilachado lazo malva. Me disponía a extraer la carta cuando mi padre me la arrebató de manera brusca acompañando un conjunto de palabras inconexas a modo de excusa. Un comportamiento extraño en alguien como él que todo lo explicaba, debatía o reflexionaba. Días más tarde retomé mi aventura sin éxito alguno. Ni rastro de la caja y menos de su contenido. Pensé en alguna amante. Pobre mamá.

Ahora no había nadie que se interpusiera entre mi conocido sobre y yo. Rasgué con cuidado y extraje dos hojas, cada una de un color tan diferente como su letra. En la primera pude distinguir la letra de mi padre, en la segunda, el capricho de la escritura me decía que era la de una mujer. Qué equivocada estuve todos estos años, la supuesta amante no era otra que su propia madre, la abuela Daniela.

Tras leer ambas misivas supe que estaba en la habitación que una vez le perteneció. Reconocerme entre las cuatro paredes que la acogieron a ella y a sus pensamientos me sumió en un estado de conexión. El abuelo solo fue el intermediario bajo los deseos que la abuela dejó antes de morir.

La hermandad de la rosa azul

Solo las mujeres directas de la familia podían pertenecer a ella. Allí se explicaba con sumo detalle el motivo de tal secreto y silencio hasta el día de hoy. Mi padre, al ser hijo único no pudo ostentar a tal honor. Por ese motivo guardó el sobre hasta que yo tuviera la mayoría de edad. Quiso el destino que el abuelo sobreviviera a su muerte y fuese él el encargado de pasarme el testigo de la abuela.

Su casa, y bajo ella los documentos de una antigua generación que ahora me pertenecían. Debía protegerlos hasta que llegase el momento en que viesen la luz. Salí de allí con la sensación de haber estado sumida en un sueño profundo y lento. Mi misión era procurar que tal confidencia tuviera continuidad. El tiempo lo dirá.


©Auroratris

 


lunes, 7 de septiembre de 2020

LaRosaAzul.

 


 



“A mi Querida Daniela le dejo la casa de Coímbra. Mi albacea se encargará de facilitarte la carta donde expongo los motivos y doy las explicaciones pertinentes. Me consta que tú sabrás interpretar mi decisión, seguro que la entenderás”.

 

Tras escuchar esta parte del testamento miré a los rostros que estaban a mi alrededor, tan expectantes y asombrados como el mío. Familiares que no he conocido en toda mi vida, ni siquiera sabía de la existencia de algunos, como tampoco la tenía de esa vivienda.

El albacea me dio una dirección, dijo que me esperaba en ella a las nueve horas del día siguiente. Por más que preguntara solo se limitaba a responder que esas eran las voluntades de mi abuelo y no estaba autorizado para dar más información hasta que no estuviéramos en aquél lugar. No me gustó tanto misterio, y menos las miradas de los allí reunidos. Apenas vi a ese hombre un par de veces en mi vida, cómo imaginar que me dejaría algo de su legado.

Nunca había visitado Coímbra, me pareció un lugar encantador mientras recorría sus calles. Llegué hasta el casco antiguo de la ciudad, al lugar acordado, si bien fui puntual, él ya estaba esperando junto a la puerta con una gran llave en la mano. Un escueto buenos días, sin ningún amago de cercanía fue todo cuanto dijo antes de depositar la llave en la cerradura y dejarme ante un paisaje desolador.

Era una vivienda pequeña, humilde, una planta baja, su interior mostraba un espacio ruinoso, ya no en las paredes o, en el mobiliario que decoraba el lugar. No solo eso impactó en mí, también el olor a rancio por haber estado cerrado durante siglos, diría yo. Pude comprobar que no había electricidad, así que me dediqué a abrir las pequeñas ventanas del salón para poder ver mejor tal escenario.

Me volví hacia el hombre pidiéndole algún tipo de aprobación o indicación. Me instó a entrar en un cuarto de unas dimensiones diminutas parecidas a la celda de un monje. Todo cuanto vestía aquella habitación, sin duda, pertenecía a un tiempo muy remoto, primitivo. Dirigí mi atención hacia un pequeño escritorio situado frente a un minúsculo camastro sin entender qué estaba sucediendo y qué pintaba yo en todo esto. 

Su voz ordenando que abriera la caja depositada sobre el mismo hizo que me sobresaltara. Como un autómata obedecí. En ella había una carta con una rosa azul dibujada en el sobre. Entonces fui comprendiendo todo o casi todo, no hizo falta averiguar el contenido de aquella misiva para acertar el motivo por el que yo fuese la dueña de aquél lugar.

 

©Auroratris



Mi participación en la propuesta de septiembre

en el blog de Rebeca Gonzalo

#FuegoEnLasPalabras









miércoles, 2 de septiembre de 2020

LosNoCuerdos



Mi participación en la 
propuesta "Calendario de Verano" 
Más participaciones AQUÍ








Podría haber sido en cualquier otro lugar, pero ocurrió en este. Con cualquier otra persona, pero pasó con él. Ni el uno ni el otro lo esperábamos. Sucedió así, tan de repente que no nos dio tiempo a procesar lo que estaba pasando.

Sustituciones de verano para el Memorial Clinic. Ambos habíamos estudiado la misma especialidad en la misma facultad de la misma ciudad. Al terminar la carrera de medicina tomamos caminos distintos y todo aquello que prometimos se fue diluyendo poco a poco. La juventud y las ganas de explorar otros campos nos devoró.

  •          ¿Cuántos años han pasado? -  Fue la pregunta que quedó suspendida entre los dos cuando nos chocamos literalmente al salir del ascensor.

Quedamos para cenar juntos. Apenas nos veíamos durante el turno. Él tenía su consulta en la planta de seniles y yo en el módulo cuatro. Dos locos en el mundo de los no cuerdos. Hasta eso nos pareció atractivo. Las próximas semanas así lo demostraron.

Llegué a la cita cinco minutos tarde recordando mi seña de identidad de aquél tiempo cuando éramos algo más que amigos. Todo lo compartíamos, incluidas las chuletas y las pellas.

Nos bebimos con los ojos junto a una botella de Miraval Rosé, fue como si el tiempo no hubiera hecho mella durante el mismo. Así que los postres se dieron entre risas y susurros en mi habitación de residente. Lo importante era no llamar la atención. Craso error, todos se enteraron a la mañana siguiente cuando le vieron salir de mi cuarto. ¿Nos importó? Mas bien poco, ya que durante las próximas semanas se repetiría casi cada día.

Los meses de verano se sucedieron tan deprisa como el agua lo hace entre los dedos y, el contrato expiró. No puedo decir que se haya recuperado lo perdido tampoco que lo ocurrido vaya a ser el principio de algo. Este encuentro inesperado nos ha hecho reflexionar sobre esas segundas oportunidades que se dejan caer en aquellas personas que una vez se tuvieron, dejándose un poso tan bonito que merece la pena otra vuelta en la misma vida.

No ha sido una experiencia vacacional… pero esta vez se puede decir que lo disfrutamos como tal.


©Auroratris