martes, 28 de mayo de 2019

SecretoABuenRecaudo.




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Él ojeaba un libro, mientras, no perdía detalle de los movimientos de ella. Hacía tiempo que con la rutina eran tres. Ella saboreaba una tarta de manzana en tanto que miraba por la ventana, más allá del jardín no había gran cosa, lo suficiente para su imaginación. El infinito.

De repente, la voz de él la hizo atravesar la tercera dimensión hasta devolverla a la realidad. Estaba frente a ella y entre las manos sostenía un regalo con forma cuadrada, lo extendió invitándola a que lo cogiera. Con la sorpresa en la mirada accedió al envite. Él solo sonreía y deseaba que la reacción de ella fuese la esperada.




Desenvolvió con parsimonia, demasiada, pensó que se le había pasado alguna fecha importante. Rebuscó en su mente… no halló nada relevante. El joyero quedó al descubierto provocando una exclamación satisfactoria. Lo estudiaba maravillada, contemplando cada detalle, la imagen que protagonizaba la cajita le trajo recuerdos de una época: secretos de adolescente a buen recaudo.

Con ternura repasó cada esquina, su dedo índice perfilaba la forma del cierre hasta que se decidió a abrirlo. El interior estaba recubierto de un terciopelo azul-noche, brillante y seductor. Un papel resplandecía en el fondo. Lo recogió con aires de entusiasmo... Al desplegarlo se llevó una mano a la boca y acto seguido se lanzó a los brazos de él. Era un billete de tren, el viaje que siempre había deseado hacer en el Orient Express.


©Auroratris