Con la invitación en una mano del Baile al Salón de Dulce y la elegante máscara en la otra, miro de manera condescendiente al calendario de este fatídico Año 2020. Lo comparo con aquél novio heavy que una vez tuve; retándole con la mirada me propongo a acudir al encuentro donde nada malo pasa y todo es Magia y Risas.
Me zambullo en la amplia bañera llena de sales aromáticas,
para más tarde hacerlo en el armario e ir formando el atuendo que me vestirá esta noche. Atre-Vida, es lo que me pide el cuerpo para sacudir el entumecimiento
de cada uno de los meses que me observan desde la blanca pared.
Paso de la discreción al escándalo del brillo y de la tela
sutil, del paso plano al puro vértigo que da calzar unos tacones de infarto. Mis
pies no tienen derecho a reprimenda en este evento. Voy construyendo capa a
capa todo aquello que quiero resaltar, que si mi busto a juego con la luz de
mis ojos, mi sonrisa con los reflejos de la lentejuela.
Lista como un cristal de Swarovski en su joya y la
determinación de una Gloria Trevi, me lanzo a la aventura de la madrugada en la
maravillosa compañía del Querido Caballero que año tras año me regala el placer de
una danza, un brindis y una mirada enigmática junto a un ramillete de Bellas Mujeres que tras sus máscaras me dejan ver el Cariño y la Amistad.
El tañer de las campanadas abre la caja de la esperanza,
entre abrazos y deseos entramos en el 2021.
Mi Brindis y Mis Mejores Deseos.
©
Auroratris.