jueves, 10 de octubre de 2019

Adelina Vs MariNeRo


A veces,
Ocurre que sin pretenderlo
Te conviertes en mera inspiración
Para la magia de una pluma.
Adelina dejó que su tinta
Corriera tan bellamente
Por mi espacio.



En el silencio, la palabra que se hace sitio entre las cosas, en los más nimios detalles…

Temores en la distancia, los silencios se alargan, el pensamiento se contrae, nada debe ser perdido.

Subo los escalones que me alejan del dolor, donde los sueños están guardados y el tiempo no pasa, donde el silencio solo es amor que expresa su caricia.

Palabra a palabra, gota a gota, sentimiento a sentimiento, formando un mar, donde tu corazón navega, donde soy sirena, donde las corrientes son remolinos de fuego entre tus brazos.

©Adelina



martes, 1 de octubre de 2019

EncajeS



Mi participación 
en la propuesta "Pisando Fuerte"
Más participaciones AQUÍ.






La primera vez que vi a Matisse mi vestimenta tan solo consistía en unos encajes en los pies. Es cierto que nos separaba una luz tenue y un cristal, aun así, era suficiente para dejarle con la miel en los labios, con esas ganas de traspasar el vidrío y poder tocar el producto que ahora mismo tenía ante él. La sensualidad de la música envolvía cada uno de mis movimientos. Mientras, podía apreciar cómo sus pupilas se dilataban hasta ocupar la mayor parte del ojo, su boca entreabierta de manera sinuosa hacia que me recreara cada vez más, disfrutaba al ver cómo el placer surgía en su rostro, iluminándolo.

La segunda vez, fui yo la que admiraba cada uno de sus ademanes, cómo atendía al teléfono, sonreía a los clientes, fruncía el ceño cuando algo se escapaba a su interpretación… Yo jugaba con ventaja. Siempre le vi nítidamente desde mi posición, apreciando cada uno de sus rasgos, sin disfraz donde esconderse, en tanto él veía la desnudez de una falsa pelirroja.

La tercera vez…
Dicen que las almas predestinadas acaban por encontrarse, tendré que empezar a creer sobre ese dicho. De entre todas las librerías de París acabamos por coincidir en una donde el tiempo parecía haberse detenido. Ambos buscábamos el mismo libro: “Cuando tomábamos Café de J.C Sánchez”. La casualidad quiso que solo quedara uno y, él fue el afortunado por haberlo pedido antes. Me disponía a salir de la librería cuando me alcanzó cogiéndome del brazo. Ante mí sus ojos y el libro delicadamente envuelto me estaban invitando a un café.


©Auroratris