lunes, 25 de noviembre de 2019

TesiTura



Mi participación 
en la propuesta 
"Encrucijada"
del blog de Ginebra Blonde.
Más participaciones AQUÍ.







Hoy por hoy nada es seguro en esta vida, ni siquiera el cargo que se regenta. En todos los años como encargada de la Biblioteca regional nunca me había ocurrido algo parecido. La gente va y viene, pocos son los que ven más allá de una mujer haciendo cumplir las normas del recinto.

Durante aquél invierno empezó a acudir un grupo de jóvenes necesitados de documentación. Se pasaban las tardes entre leyes y tomos de libros donde los casos más relevantes de todos los tiempos protagonizaban una gran pila, perdiéndose durante horas.

Poco a poco el grupo fue disminuyendo hasta quedar solamente uno de los miembros. No dejaba de tomar notas e investigar en internet. El tiempo se le iba sin darse cuenta y yo, yo tenía que cerrar el lugar. Cada día alargaba unos minutos el momento del cierre. Soy una sentimental y el chico me daba pena. Veía como hacía para quedarse siempre el último y así aprovechar la ocasión para llevarse algún libro que días después devolvía a su leja.

Temía que algún superior se diese cuenta de todo aquello, simplemente negaría conocer tal actuación, me limitaría a guardar silencio para siempre. Él tampoco estaba cometiendo ningún acto de vandalismo, yo repasaba el libro en cuestión cuando lo dejaba y nunca vi nada extraño. 




El tiempo pasó entre mi temor a que fuese descubierto y su afán por alcanzar su objetivo. Todavía recuerdo su última aparición, miraba nervioso a todos los lados así que me limité a dejarle espacio. Pasados unos minutos se marchó dejándome un saludo afable y una gran sonrisa. Como siempre, fui a revisar el libro que había dejado, al mismo cogerlo cayó una nota donde pude apreciar mi nombre, al abrirla un inmenso gracias ocupaba toda la cuartilla.


©Auroratris





jueves, 7 de noviembre de 2019

Tú(Mi)Impulso



Mi participación 
en la propuesta "Impulsos"
Más participaciones AQUÍ.






El mal tiempo golpea en mi ventana mientras los buenos recuerdos asaltan mi mente. Frente a mí, el fuego instintivamente dibuja aquél juego que una noche confesamos en este mismo sillón. La caricia del vino por mi garganta hace más placentero el cobijo donde poco a poco me voy sumiendo.

Los recuerdos nunca vuelven con todos los detalles, solo con aquellos que arrancan mixturas de emociones. Como la del deseo en tu rostro cuando lentamente yo te despojaba de tu propio cinturón, cm a cm se desalojaba de tu cintura y tú clavándome la mirada mordías tu labio inferior.
 Me descubro repitiendo tu gesto.

Todavía sostengo esa imagen mientras mis manos buscan el mismo camino que tú abriste en mi cuerpo. Haciéndose alianza con mi carne me sorprende un ruido de llaves. Aquí estoy yo con este impulso en la yema de mis dedos... Y bajo el quicio de la puerta me llega tu voz...



©Auroratris






Publish at Calameo



Agradecer a nuestra querida Gine toda su dedicación.
Y a vosotr@s todo vuestro cariño.
(Regresaré en breve)