Cuando encontró esa nota misteriosa en uno de los libros de
la biblioteca, la tomó como una broma propinada por alguna de sus amigas, pero
tras un largo interrogatorio, con coartadas incluidas, supo, que no había sido
ninguna de ellas. “La magia existe, y tú, bien lo sabes; te espero…” Esa frase,
seguida de una dirección, era lo que había escrito en ese papelito
metódicamente plegado. Tardó varios días en decidirse, pero por alguna extraña
razón, necesitaba ir a aquel lugar.
Y ahora, parada frente a aquella puerta azul seguía pensando
en que no había sido una idea acertada hacer tantos kilómetros por una
corazonada. Pero si de algo se jactaba era de su intuición y allí estaba
hiperventilando toda la ansiedad acumulada desde que descubrió aquella nota.
Le había tocado su punto débil… ella siempre creyó en la
magia y que todo gravitaba por esa razón. Así que en un último atisbo de
heroísmo llamó a la puerta, para más inri de su color favorito.
Una Dama añosa abrió y sin mostrar ningún rasgo de asombro
la invitó a pasar. Esta así lo hizo adentrándose hasta un salón que la anciana
señalaba sin mediar palabra. Una vez dentro de la sala, descubrió con
fascinación que era una maravillosa biblioteca. Estanterías hasta el techo
llenas de libros, un gran globo terráqueo ocupando el centro bajo una
grandísima claraboya… sofás tapizados de un azul-noche que invitaba a la
lectura, además de una mesa de ébano que capitaneaba toda la sala. La magia
habitaba en el aire, en la luz que desprendía cada lámpara.
Cogió un libro al azar y el globo comenzó a moverse hasta
señalar el lugar donde la historia iba a suceder. El día se tornó noche y ella
presenció todo acontecimiento … los personajes tomaron vida.
Poco a poco fue consciente del poder de los libros.
Comprobando el contenido… la historia que guardaban. De pronto, uno cayó a sus
pies, era pequeño, de tapa blanda… de un color indescifrable, sin título, sin
autor, sin imagen. Se volvió hacia la Señora a modo de permiso y en su lugar se
topó con un hombre… Ante su sobresalto, este le instó con una señal y una
sonrisa para que lo abriera, al hacerlo se vio a sí misma junto a ese
caballero.
Se giró asombrada sin comprender lo que estaba pasando, más
maravillada que asustada esperaba una aclaración.
-
Todo lo que ahí está escrito somos tú y yo. Tú
lo escribiste para mí. – Le dijo él en un tono de voz muy bajo.
-
Es imposible. -dijo ella. No nos conocemos de
nada.
-
Cada vez que escribes un poema cobra vida mi
alma hasta hacerla corpórea, sólo tú has conseguido esa magia… vivo por ti. –Le
dijo mientras le cogía el libro de las manos.
Al hacerlo todo en la portada cambió… apareció el nombre de
ella, el título con el que siempre soñó que sería su obra… la imagen de él tal
y como estaba frente a ella.
Volvió a entregárselo a la vez que le decía: - Te esperaba.
©Auroratris.
Gracias una vez más mi querida Gine, cuando creo que todo ya está consumado ... apareces tú con tu barita mágica, tus polvos de estrella y vuelvo a volar.