jueves, 8 de febrero de 2018

ANTIFAZ (CITAS Y SUEÑOS)




Mi participación en el proyecto Citas y Sueños 
por mi querida amiga


CITA


"Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecido a mí misma que he podido” Frida Kahlo. (Pintora mexicana. 1907-1954)








Soy detective de homicidios y voy a contar cómo pillé al asesino del antifaz.

Era muy entrada la madrugada de una calurosa noche de agosto cuando sonó el teléfono, estaba algo aturdido por el sueño ya que hacía tiempo que no descansaba bien... Este asesino me tenía en jaque y le estaba echando todas las horas que disponía.

Mi compañero al otro lado del auricular me avisaba de un nuevo asesinato. Mismo “modus operandi” sólo que esta vez en la zona oeste de la ciudad.
¿Qué se le perdería en ese lugar?
Nunca antes había actuado tan alejado del centro.

Cogí la placa, las esposas, mi revolver reglamentario... Y me dispuse para coger el coche cuando me di cuenta de que tenía una rueda pinchada... No hay tiempo que perder, así que "pedí prestada" la moto de mi vecino. Ya le diré por la mañana que contribuyó a una buena causa.

Me presenté en el escenario del crimen. Lo primero que vi fue a la chica ahogada en la bañera. Misma Constitución, edad, color de pelo, piel. Y su firma. Todas ellas mostraban una piruleta en la boca y un antifaz. Yo lo veía como una broma macabra ¿qué pretendía endulzar la muerte o algo así? 

El baño estaba iluminado por unas velas. Realmente este asesino sabía montar un escenario tan tétrico como romántico. Me disponía a echar un vistazo al cuerpo cuando observé la mano derecha de la chica. Ésta estaba cerrada y por un lateral sobresalía algo brillante, con cuidado pude sacar una llave pequeña, su silueta era muy singular, en forma de cruz. De un extremo pendía una cadena. Debió agarrarse a ella cuando el asesino la estaba estrangulando.

Ambos nos pusimos en alerta cuando oímos un ruido a nuestra espalda. Era él, todavía estaba en el escenario del crimen y seguramente por una única razón: la llave.

La actuación fue rápida... Antes de que saliera la primera bala de su revólver, mi compañero y yo lo redujimos con un acertado tiro a su hombro.
Hay que tener mucha sangre fría o mucha necesidad de algo para exponerse a ser descubierto, como tal fue el caso. Lo asombroso fue descubrir que no se trataba de ningún hombre, sino de una mujer, con la fuerza suficiente capaz de despistar hasta a un forense.

La declaración de la asesina nos dejó algo desconcertados...

"Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecido a mí misma que he podido"


©Auroratris



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