La noche en un Casino
puede ser eterna o sumamente fugaz. Podría contar miles de historias que he
presenciado o, simplemente vivido en mi propia persona. Desde mi posición de Croupier he llegado a conocer a muchos
hombres a través de su lenguaje corporal o, verbal, también a mujeres, ellas no se quedan
atrás a la hora de pronunciarse. Un privilegio ser una mera espectadora de
primera fila.
El cinismo es uno de los platos que se sirve de distintas
maneras. La jactancia al venderse como un producto nuevo y original, desprestigiando
así al resto del mercado. Esto me lleva a pensar que una mesa de juegos no dista
mucho de la misma vida. Personajes que alardean, otros que se esconden… y
siempre están los que ven la oportunidad para desprestigiar al que esa noche ha
tenido un golpe de suerte o, jactarse de su buen actuar.
Por mi trabajo no me permito intimar con ningún cliente
dentro del local, pero, más de una vez me he tenido que contener para no saltar
a la primera, contrarrestando los argumentos con similar palabrería, eso sería
ponerme a la misma altura. Por lo tanto, agradezco que este puesto me ayude a
controlar mi parte temeraria y no quedar expuesta.
Llegado el momento de regresar a casa siento la necesidad de
regalarme una gran respiración profunda y exhalar ese pensamiento que mantengo
todo el tiempo:
“No te preocupes por lo que la gente piensa, no lo hacen muy
a menudo” del maestro del cinismo el Dr. House.
©Auroratris