Lo hemos adoptado
como un hijo más, hasta las vacaciones las planeamos de manera que no se
sienta desplazado. Es verdad que duerme fuera de la caravana, comprenda que un
San Bernardo de esa envergadura ocupa mucho espacio. Todo el mundo pone nombre
a sus mascotas, nosotros le hemos registrado dentro del libro de familia, bien
es cierto que hemos hecho un poco de trampa con los papeles. También le estamos
buscando una novia que no viva muy lejos del barrio, será una boda por todo lo
alto. Estoy segura de que a Canelo le gustará, ¿no cree doctora?
Su incontrolable
afición por los viajecitos interplanetarios me llevó a esa confusión. Gracias
a él aprovecho la misma broma para usarla con mis amistades. Un día invité a
comer allí mismo a mi nuevo compañero de trabajo. Le hice ir durante todo el
trayecto con los ojos vendados, me divertía ver su sonrisa a la vez que
imaginaba su cara de sorpresa cuando bajáramos del coche y le señalara el
famoso cartel planetario, dando por finalizado el viaje espacial. Ahora este
juego se ha hecho viral y no hay amigo o compañero que no sorprenda con una
invitación tan particular.
Sus deseos de
comprarlo todo en Marte me trasladaba a aquél encuentro. Recuerdo con
ingenuidad la tarde en la que propuso llevarme allí a tomar un helado doble de
chocolate. Solté una carcajada descomunal, algo que no le sentó muy bien
haciendo que lo aceptara como un reto. Me subí a su moto, pegué mi cuerpo al
suyo, en ese momento ya no importaba el nombre del planeta. Estaba tan feliz sintiendo
su calor y la brisa del viento que no fui consciente de que habíamos llegado al
destino. Con una gran sonrisa señaló el cartel luminoso: Centro Comercial Marte.
La mejor manera de
canalizar mi vocación es dar el salto que todos temen y yo anhelo. Sí, ya
sé que lo prometí, que nunca dejaría la tierra, la familia… Cuando el primer
planteamiento apenas era un adolescente impúber. Se me tachó de ideas raras y
de tener en la cabeza una jaula de grillos. Desde entonces ha llovido, el del
espejo no es el mismo, su pensamiento sí. Que esta carta no sea motivo de
disgusto ni de llanto, simplemente preciso el respeto de mi decisión porque no
es lo mismo salvar que salvarse, la primera línea de guerra lleva mi nombre.
Habría sido
insufrible ver a ese pedazo de cachas haciéndole el boca a boca. Le vi por
el pueblo un par de veces. Creí que se dedicaba a la cría de reses en cualquier
granja de la comarca. Su indumentaria me creó tal expectación. Vestía como si
fuera un leñador con aquella camisa de cuadros, las mangas remangadas de manera
estratégica dejando ver el volumen de los bíceps. Nada apuntaba a que se trataba
del nuevo veterinario. La sorpresa la tuve aquél jueves cuando un coche pilló a
“Pelusa”. Su corpulencia se contrarrestaba con el delicado trato al coger a la
gata para la exploración. Ahora es nuestro héroe.
Antes de que sonara el repiqueteo de campanas del viejo
reloj de la catedral, Sara, se levanta sigilosamente, cubre su nívea desnudez
con la brevedad de un batín satinado, sale a la terraza para contemplar la
primera línea alba que deja atrás el calor de la noche. Desde su lugar divisa la gótica fachada haciéndole recordar el último viaje, una
escapada de fin de semana, pero… ¿qué es el tiempo cuando lo que está en juego
vale mucho más?
Siente un escalofrío reviviendo escenas de aquél invierno y,
no precisamente por el frío que pasaron durante la fugaz visita. Amberes, nevada, les regaló las mejores vistas desde cualquier ángulo del cuarto, sus
cuerpos desnudos se fusionaban con la presente belleza descomunal del monumento, pegados como manecillas de medianoche protagonizaron una
danza sensorial queriendo hacerla partícipe de su creación. Se sonrió al definir
de esta manera este momento de dos.
Un beso en la nuca la sitúa de nuevo en la plácida realidad.
La música se abre paso desde el salón haciéndola disfrutar de la tierna envoltura de unos brazos cosidos a su cuerpo. La barbilla de él reposa sobre su hombro
derecho, la boca a la altura precisa para susurrarle: “Hagámoslo, sea lo que sea
que estés pensando… Hagámoslo”