viernes, 26 de octubre de 2018

El Gran Mal




Mi participación 
en la propuesta <Alicientes>
del blog de Ginebra Blonde.
Más lecturas aquí.












Se apagó junto a la última estrella de aquella madrugada. Lo supe antes de oír los pasos que traería la noticia, la puerta cedió y la voz femenina me condujo a ese pozo sin fondo, me sentía como Alicia cayendo por la madriguera del conejo, solo que esta vez no era un sueño, era real.

Dijo el adiós más amargo que existe, ese que rompe con todo, como dos glaciares cuando se parten separándose y sabiendo el destino de cada uno. Así ocurrió y así sentí su marcha. Mi mente adolescente no aceptaba la derrota, mi chulería, mi rebeldía, todas las guerras se rebelaron en mí o contra mí. Renuncié antes de empezar.

En medio de mi doloroso silencio solo alguien que ha sufrido lo mismo es capaz de escucharte desde la distancia y él lo hizo. Tras una de sus clases, mi profesor de prácticas me pidió unos minutos, sin preguntar nada me dijo que sabía por lo que estaba pasando, sabía de mi lucha interior y que las batallas más importantes en la vida son las que peleamos diariamente en el silencio de nuestra alma. De nosotros dependía si quedarnos o volver, ni su hijo ni mi hermano lo harían jamás, hiciéramos lo que hiciéramos.

Esas palabras rebotaron en mi cabeza durante un tiempo. Al fin tomé la decisión, retomé los estudios, le brindé a la causa todo mi esfuerzo. Me dediqué por años en cuerpo y alma al estudio de la enfermedad. Mi aliciente era la cura, salvar cuantas más vidas pudiera, jugar a ser un dios bondadoso. Nada me motivaba tanto como ir consiguiendo logros hasta el día de hoy que sigo trabajando en ello en una de las universidades más prestigiosas del país.

©Auroratris
















lunes, 1 de octubre de 2018

Mi Mar





Mi colaboracion 
en el proyecto Mar, o Montaña
Propuesta de Ginebra Blonde.
Más participaciones aquí.











Escapo al mar de tus ojos,
ese abismo inescrutable donde me lanzo
en una huida desesperada
por dejar la rectitud de mi falda.

Sé que la tentación pende de un fino hilo,
y que estoy a una sola mirada de dejarme llevar
a la deriva,
ser naufragio en la profundidad de tu océano.
velero vapuleado.

Como el sonar de un delfín
te percibo en la penumbra,
en ese umbral que separa mi sentir y tu intención.

Alargo la mano para tocar tu rostro,
tu boca atrapa mis dedos…
Ahora sí, me hundo… me dejo… 
como un velo cayendo.



©Auroratris