Mi participación en la propuesta "Motivación"
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Obra de Kris Lewis |
En todo inicio acompaña una motivación, hacerlo bien para
conseguir el reconocimiento de los demás. Con el paso del tiempo una logra
entender que eso es una falacia porque nunca llueve a gusto de todos, intentar
agradar a todo el mundo es una tarea ardua e infértil, siendo una misma la más
perjudicada.
Me llamo Montse, y soy de un pueblo tan pequeño y aislado
que hasta su nombre es difícil de pronunciar. Mi futuro estaba predestinado
desde el mismo día que nací. Ser niña después de tres hijos varones me otorgó un
título que nada tenía que ver con los sueños que iban creciendo dentro de mí.
Se me crio entre tareas del hogar, faenas del campo. Se me
dio una educación entre sumisa y servicial. Hasta se pensó en quién sería mi
futuro marido. Yo, que soñaba con ver mundo y experimentar aventuras. Durante
un tiempo ejercí haciendo lo que de mí se esperaba. Aun así, todo eran
reproches y regañinas, porque, según ellos, no ponía interés ni cuidado en mis
quehaceres domésticos. «Todo cuanto te decimos es por tu bien, hacer de ti una
gran mujer». Esa frase lapidaria era como una dulce flecha que me hundía en la
más triste desmotivación.
La diferencia de edad entre mi hermano mayor y yo nos
separaba tanto como nos unía la pasión por los libros. Se nos daban bien los
estudios. Solo que él sí tendría la oportunidad de demostrarlo yendo a la
Universidad, mientras que yo seguiría soñando con aires de libertad.
Mi adolescencia la recuerdo algo tumultuosa porque salió a
batallar la rebelde que llevo dentro. Eso ocasionó algún que otro momento
desagradable para todos. Al llegar a la edad adulta comprendí que hiciera lo
que hiciera siempre habría malas críticas.
Tomé una decisión si no drástica, sí definitiva para mí. Salir del nido, abandonar la zona de confort y presentarme al mundo con todos mis defectos y virtudes. Hacer lo que se me da bien simplemente para conseguir mi propia satisfacción personal.
No fue un camino de rosas compaginar estudios y trabajo,
pero tenía una meta y no hay nada como la motivación para mover montañas. Para
eso tuve que abandonar la casa familiar, el yugo patriarcal y demostrar,
siempre demostrar la valía que se tiene, aunque no hagamos lo mismo que los
demás esperan de una.
No es que yo quisiera un título honorífico, es solo que mi
pasión me llevó a disfrutar de lo que hoy soy.
©Auroratris
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