Mi participación en la propuesta "Dolor-Es"
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Muchas veces usamos los sueños
como huida hacia adelante ante el dolor emocional.
El soporífero sonido de una caja de música consigue centrar
mi atención en la bailarina que gira y gira al compás de un vals. Alguien tras
de mí dice el nombre del autor y la obra, pero yo ya no soy yo, si no la misma
bailarina reflejándose en el espejo una noche cualquiera interpretando la mejor
obra del mundo… su vida.
La voz vuelve a insistir en si puede ayudarme o si necesito
algo. Le miro algo confundida y salgo de la tienda de manera precipitada. Una
vez que cruzo la calle, desde la otra acera me giro para ojear el escaparate
una última vez, compruebo que aquél caballero sigue mirando hacia mi dirección.
Me produce cierta inquietud su mirada fija en mí, porta la
cajita de música donde la bailarina sigue representando su papel. Continuo mi
camino sin volver la vista atrás, sin embargo, el acaecimiento me provoca
cierto dolor que no consigo descifrar.
- Siga hablando, se lo ruego.
- Me despierto por la sensación de dolor en el pecho, y con el deseo de querer volver a dormir para ser esa bailarina que danza despreocupada sin parar, aunque ya no lo consigo.
- ¿No ha pensado que tal vez es una manera de huir de la realidad y así sentirse segura dentro de la caja de sus sueños?
- Sí… Soy consciente de ello. De ser una nefelibata o Quijote del siglo XXI intentado escapar de mi dolorosa realidad, me invento historias que luego no sueño.
- Entonces… si tan segura está de saber qué es lo que le ocurre, ¿para qué viene a esta consulta?
- Porque usted es el hombre que siempre veo en mis sueños.
©Auroratris