Mi
participación
en la
propuesta
"Incertidumbres"
Más
participaciones AQUÍ.
Nunca pude
pensar que un escueto mensaje diera paso a un divertido juego haciendo que este
estado de confinamiento fuese más excitante. Un número desconocido salta en la
pantalla del móvil preguntándome que cómo lo llevo y qué tal me encuentro. Mi
respuesta era de esperar:
- No sé quién eres.
- ¿Me has borrado?, ya veo que has tardado poco tiempo en hacerlo. –Sentí su molestia.
- Me encuentro bien, gracias. Ahora, ¿puedo saber quién eres? –Me apresuré a decir.
- Uno que estuvo cerca de ti hace un tiempo. –Siguió jugando al escondite.
- Vale… espero que tú también te encuentres bien. –Me empecé a exasperar.
Unos cuantos
mensajes después me dijo de quien se trataba, entonces me relajé. ¿Cómo
olvidarle? –Hice limpieza de los contactos silenciosos. Así le dije. No sé cómo
empezamos el coqueteo, como siempre, él acaba enredándome o, simplemente me
dejo enredar.
- Cuéntame qué llevabas el primer día de confinamiento. –Dijo burlón.
- Una onza de chocolate, na-da más. –Maticé.
- ¿Y el segundo? Suponiendo que acabaras con todo el chocolate.
- Hice una llamada para que trajeran unas compras y entre ellas… más chocolate. -Dije imaginando su expresión.
- Mmmmm, me gusta. ¿El tercero también comiste chocolate? –Pura provocación.
- Solté una carcajada antes de responder que estuve todo el día tarareando una vieja y conocida canción, también por él.
- Ya sé, y el cuarto seguiste con la resaca de esa canción, ¿no es así?
- Pues no. –Respondí de manera espontánea. Estuve pensando en una mirada, una de esas que te desnudan antes de ponerte una mano sobre la ropa. –Ya lo tenía donde quería.
- Entonces no me has olvidado aun borrando mi número, señorita. –Se puso meloso antes de preguntar por mi quinto día.
- Me acompañó un recuerdo, ¿sabes? Uno tan bonito que hasta me puso de buen humor. –Le sonreí con un emoticono.
- Espero haber sido ese recuerdo, ¿lo fui? O, ¿me pensaste en tu sexto día?
- Me temo que no…, pero sí que te recordé al leer la historia del libro que tengo entre manos. –Emoticono de carita feliz.
- Y si, ¿te llamo y hablamos sobre el séptimo día y te cuento mi semana pensando en ti? –Imaginé toda su descarga sensual.
- El séptimo día debería haber descansado, sin embargo, estuve escribiendo porque sabes que adoro hacerlo sobre todo en los días de lluvia. ¿Recuerdas cuando lo hacía sobre tu espalda? –Le dije obviando la pregunta.
- Coge la llamada, tenemos que hablar sobre todo esto. –Este último mensaje dio paso a una larga e intensa conversación.